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viernes, 18 de diciembre de 2015

RUTAS SAGRADAS EN ESPAÑA: SAN PANTALEÓN DE LOSA (7ª ENTREGA)



San Pantaleón de Losa:  el mito griálico de Burgos



San Pantaleón de Losa, a 100 kilómetros de Burgos, guarda un secreto.

La ermita,  se encuentra enclavada en uno de los parajes más enigmáticos de la provincia de Burgos. La gran peña que sostiene al templo, Peña Colorada, parece la quilla de una gran embarcación sobre la llanura del Valle de Losa, horadado por las aguas abruptas del río Jerea.






Pequeña y misteriosa. Así es la ermita a la que hay que ascender desde el mismo pueblo por una empinada cuesta. Tras llegar a ella, sorprende la presencia del pórtico. Un enorme atlante saluda a quien logra llegar arriba. Su presencia, dicen los expertos, responde a Sansón, héroe hebreo del Antiguo Testamento y duodécimo juez de las tribus de Israel. Aplicó su enorme fuerza para abatir las columnas del templo en el que se habían congregado 3.000 filisteos sepultando a la multitud, y a sí mismo, bajo las ruinas. 


Para muchos especialistas, parece evidente su carácter legendario e incluso mítico. El significado del nombre Sansón, 'hombre del sol', así como la naturaleza de algunas de sus hazañas, sugieren que Sansón fue originalmente un héroe del culto solar. El aspecto mesopotámico de la figura, parece dejar claro que sí es este personaje.

Al otro lado, una columna en zigzag puede querer representar un rayo del sol o una simbólica serpiente como signo de alguno de los milagros de San Pantaleón.

La ermita de San Pantaleón de Losa encierra miles de secretos.

Una línea imaginaria la conecta con las fuerzas de poder del Santo Grial





Imagen del atlante, a la izquierda y el rayo o serpiente a la derecha. (Foto: elmundo.es)

- Una curiosa conexión entre la leyenda del Rey Arturo y el inicio del arte Románico en España y la confluencia de una serie de señales y nombres propios situarían la presencia del Santo Grial, la copa en la que Cristo instituyó la eucaristía, al norte de la provincia de Burgos.




Un cúmulo de ¿casualidades? hace que la comarca de Las Merindades sea hoy un referente griálico de primer orden. Quizá sólo sea eso, casualidad, y el Grial nunca haya estado en esta zona. 

 Muy cerca, Criales nos deja el poso de su etimología, tan cercana a 'griales'.
 Y unos kilómetros más al norte, en pleno Valle de Mena, Siones, una aldea que duerme al pie de la Sierra de la Magdalena, alberga una de las joyas románicas más bellas y enigmáticas, Santa María de Siones; y cerca otra más, San Lorenzo, en Vallejo de Mena.

Pero hay más. La peña Colorada, sobre la que se construyera la iglesia de San Pantaleón de Losa se encuentra frente a la Sierra Salvada (Mont Salvat). 

No hay un solo nombre que no nos lleve, indefectiblemente, al Santo Grial.

Las alusiones griálicas de Burgos son muy evidentes; pero, tal vez, sólo sean parte de una leyenda. O no. 

El triángulo formado por los vértices de San Pantaleón de Losa, Criales y Santa María de Siones alimenta esta leyenda.

Sus nombres son muy evocadores y hacen pensar que las teorías de quienes piensan que el Santo Grial está en esta zona de la provincia de Burgos son, si no ciertas, al menos sí muy misteriosas. 
Más aún después de las teorías noveladas que relacionan el Grial con el Priorato de Sión, María Magdalena y la descendencia de Jesús. 

Las relaciones son tan evidentes como sorprendentes: 
Criales (griales), 
Santa María de Siones (Sión, monte de Tierra Santa donde se establecieron los custodios del Grial, los Templarios)
… y más directas aún: la iglesia de San Lorenzo, en Vallejo de Mena. 

Y aún más, los templarios, según teorías de estudiosos griálicos, custodiaban este objeto, el Grial, en un lugar conocido como 'Mont Salvat'. ¿Dónde está la Sierra Salvada?: Al norte de San Pantaleón de Losa. Todas las direcciones apuntan hacia un lugar.

Pero, ¿cómo surge toda esta leyenda? 
José de Arimatea, un judío acomodado, recogió la sangre de Cristo tras su crucifixión. Él limpió el cadáver de Jesús y la leyenda dice que recogió su sangre en la misma copa en la que celebró la última cena.

¿Y su conexión con la ermita de San Pantaleón? Esta copa fue la misma copa que 900 años más tarde un peregrino jacobeo usó para recoger la sangre licuada que provenía del martirio de San Pantaleón, muerto sobre el año 300.
Los estudios indican que en el año 1000 todos esperaban el advenimiento del nuevo Cristo o al menos una señal milagrosa que indicara el juicio del fin de los tiempos. Es lo que conocemos como la teoría del milenarismo. Y la leyenda del Santo Grial encontró acomodo entonces en esta corriente.

De ahí surge la pregunta: Si la tradición se pierde allá por los albores del Cristanismo, ¿quién lo resucita o lo aviva? Uno de ellos fue el poeta francés y precursor de Dante, Chrétien de Troyes, a finales del siglo XII. Chrétien fue uno de los primeros poetas que escribió romances en verso sobre el legendario rey Arturo de Inglaterra y sus nobles caballeros. Entre estos poemas, imbuidos de ideales caballerescos y amor cortesano, destaca Perceval le Gallois o la Historia del Grial, la primera versión literaria de la leyenda del Santo Grial.

Otro, Wolfram von Eschenbach, considerado el poeta épico más importante de la Alemania medieval fue autor de Parzival, un poema épico sobre el Santo Grial, de aproximadamente 25.000 versos, y que fue terminado hacia el año 1210. Algunos críticos literarios lo creen basado en Perceval de Chrétien de Troyes. 

Parzival fue la fuente para el libreto de la ópera Parsifal de Richard Wagner. 

Y de aqui a los nazis, basándose en la ópera de Wagner, buscaron sin éxito el Monte Salvado, Mont Salvat, la Sierra Salvada que, precisamente, se encuentra en estos parajes. Ellos buscaban un objeto, el cuenco, el cáliz con el que Cristo celebró la Última Cena. 

Pero el Grial, es muy probable, que no sea un objeto. Que materialmente, no exista. Los nazis creyeron que al encontrar esa copa, el fürher tendría con ella un poder eterno. La leyenda también habla del Priorato de Sión. Su existencia sí es cierta y constatable. Lo que ya forma parte del acerbo es que fueran los custodios de esa copa, o más que del objeto, de la sangre real; de la estirpe del mismo Jesús de Nazaret y su posible descendencia. 

Es ahí, precisamente, donde termina el 'logos' y empieza el 'mythos'. 

Donde termina la ermita de San Pantaleón y empieza la comarca de las Merindades 

Un saludo y nos leemos


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