Segunda entrega
Un Clásico-Un Moderno-Una Española
Un Clásico-Un Moderno-Una Española
Un
Clásico: "El Tesoro de Sierra Madre" de John Huston (1948)
Película estadounidense de 1948, escrita y dirigida por John Huston. Protagonizada por Humphrey
Bogart, Walter Huston, Robert Blake, Tim Holt, Bruce Bennett y Barton MacLane. Basada en una novela homónima de Bruno Traven. Ganadora de
3 Premios Óscar y 3 Globos de Oro.
En la década de 1920, Fred Dobbs (Humphrey Bogart) es un estadounidense que malvive en Tampico. Es engañado por un capataz sin escrúpulos junto a otros incautos. Conoce entonces a Bob Curtin (Tim Holt) y a Howard (Walter Huston), un anciano buscador de oro, con los que sale en expedición a buscar el preciado metal. Lo encuentran, pero Dobbs enloquece por la codicia y quiere quedarse con todo.
Lo que sigue es una reflexión sobre hasta dónde puede llegar la condición humana.
El trabajo expresivo de Bogart y Walter Huston es admirable, así como el guión que funciona como un reloj.
En la década de 1920, Fred Dobbs (Humphrey Bogart) es un estadounidense que malvive en Tampico. Es engañado por un capataz sin escrúpulos junto a otros incautos. Conoce entonces a Bob Curtin (Tim Holt) y a Howard (Walter Huston), un anciano buscador de oro, con los que sale en expedición a buscar el preciado metal. Lo encuentran, pero Dobbs enloquece por la codicia y quiere quedarse con todo.
Lo que sigue es una reflexión sobre hasta dónde puede llegar la condición humana.
El trabajo expresivo de Bogart y Walter Huston es admirable, así como el guión que funciona como un reloj.
Un Moderno: "LOS DUELISTAS" de Ridley Scott (1977)
La verdad es que Los Duelistas, la ópera prima como director de largometrajes de Ridley Scott, no tiene nada que envidiar a sus dos logros más grandes y reputados, Alien y Blade Runner. Curiosamente, el director empezó en eso del cine completamente alejado del género fantástico. Basándose en un relato corto de Joseph Conrad (el autor de El Corazón de las Tinieblas), Scott nos trasladó a la Europa de principios del siglo XIX y, amparándose un tanto en el estilo visual ya utilizado por Kubrick en su película Barry Lyndon, nos enfrentó a una historia llena de rencores y de personajes obsesivos.
Los Duelistas narra un eterno duelo, tan surrealista como esas guerras
que sus protagonistas, oficiales del ejército de Napoleón, estaban viviendo en
esos tiempos. Corre el año 1800 y un soldado pendenciero y aferrado al sentido
ridículo del honor militar, Ferraud, se siente ofendido por otro húsar, Armand
D'Hubert, retándolo a un duelo a muerte con espada. En realidad, la ofensa no
es tal, ya que se trata de una mera nimiedad, un puro trámite castrense que el
retado estaba llevando a cabo debido a una orden directa de sus superiores. Una
absurdidad que, sin embargo, llevará a estos dos personajes a enfrentarse, cara
a cara, a lo largo de más de veinte años.
Para dar vida a éste par de caracteres en lucha perenne, Scott escogió a
dos actores como Harvey Keitel, quien, a través de una controlada
interpretación se pone en la piel del obstinado y obsesivo Ferraud, un hombre
intransigente, de gesticulaciones casi infantiles, empecinado en batirse en
duelo continuamente con su eterno rival, y un sobrio Keith Carradine, alias
D'Hubert, el oficial acosado y acorralado, pesaroso y sorprendido por la
asfixiante situación.
Lo que para uno (Ferraud) es una compulsiva obnubilación, para el otro
(D'Hubert), significa un temor pavosoroso que, al final, y con el paso de los
años, se convertirá en la misma obsesión sintomática que la de su belicoso
adversario. Una obsesión a dos bandas que, tanto el uno como el otro, ansían
resolver de una vez por todas. EL director les rompe la vida por culpa de esa
ciega obstinación y, a pesar de todo, consigue que tengan que recurrir a ella
para seguir en pie. Nadie a su alrededor entiende su recelo. Y el honor, esa
palabra estúpida, a través de los actos de esos dos hombres desesperados, se
convierte en la bandera más ridícula jamás hondeada. Ridícula pero necesaria
para los dos.
La rabia como medio indispensable de vida. Y lo hace con garra,
demostrando un dominio total con la cámara a la hora de filmar las luchas de
ese par de tipos tozudos, amparándose en maravillosas elipsis narrativas que,
como la cosa más normal del mundo, nos hacen saltar de año en año sin perder su
hilo argumental. Y detrás de todo ello, presidiendo todos los actos, el
suspense. No hay que olvidar ese suspense frío y gélido que vierte en el último
duelo, haciendo esperar al espectador un tiempo prudencial, pero agobiante,
para conocer la resolución real del mismo.
Hay momentos que, a través de la oscura y pálida tonalidad impregnada a
su imagen, y recreándose en luces naturales y sombras abrasivas, consigue
verdaderas reproducciones animadas de viejos cuadros paisajísticos de la
escuela flamenca. Y allí en medio, bien enmarcados para la posteridad, Feraud y
D'Hubert dispuestos a saldar una extravagancia con demasiada solera.
El final no desmerece.
Una Española:
Es una película sobre atracos. El director es José María Forqué y el
resultado es una de las mejores comedías del cine español. Su guión desmonta el
género de atracos, empezando porque son los propios empleados del banco los
atracadores. Ellos son personas normales y corrientes, sin malicia diría, simpáticos
que solo aceptaran llevar a cabo el atraco cuando saben que la cantidad de
dinero que roben será devuelta por la aseguradora del banco a sus clientes y
como venganza por el despido/jubilación del director veterano al que aprecian. Es
entonces cuando uno de los empleados, Fernando Galindo (colosal José Luis López
Vazquez), revela a los demás su plan para atracar el banco.
El mensaje de la película no ha envejecido ni un ápice. Vivimos momentos
difíciles. La crisis nos afecta a los de siempre, mientras que los
privilegiados siguen viviendo la vida. Esta película es una crítica indirecta,
cínica y camuflada a todo eso y todo esto sin perder nunca el sentido del
humor.
La película cuenta con un genial reparto, encabezado por José Luis López
Vazquez, y seguido de otros genios de la comedia como Gracita Morales, Alfredo
Landa, Cassen, o Manuel Alexandre.
La conclusión de la cinta, sencillamente genial y simpática, reiréis sin
parar, que falta nos hace, muy recomendable si no conocéis los clásicos
españoles.
Este link es de una escena de la película:
Espero que os guste el comentario sobre estas tres películas y podais
ver aquellas que no conozcáis.
Un saludo y nos leemos
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