CON CIERTO RETRASO...
Premio Nobel 2015 de Química
El sueco Tomas Lindahl, el estadounidense Paul Modrich y el turco Aziz Sancar reciben el galardón y han sido premiados “por estudios mecanísticos de reparación del ADN”.
Estos mecanismos de reparación del ADN protegen de los daños que sufre a diario nuestro genoma y están involucrados en el cáncer y el envejecimiento.
Lindahl, nacido en 1938 y actualmente investigador emérito en el Instituto Francis Crick de Londres, observó que el ADN de cada una de nuestras células sufre cientos de cambios químicos indeseables de manera espontánea cada día. Razonó que tenía que haber algún mecanismo de reparación natural de estos daños y descubrió un tipo de bricolaje celular llamado reparación por excisión de bases (o, en inglés, como se le llama habitualmente en la comunidad científica, base excision repair).
Modrich, investigador de la Universidad Duke en Carolina del Norte nacido en 1946, se centró en los errores que se producen cada vez que se divide una célula y se copia su ADN. Aunque son infrecuentes, una acumulación de este tipo de errores impediría el funcionamiento correcto de la célula, por lo que también debe existir algún mecanismo para corregirlos. Modrich descubrió que las células tienen una especie de corrector ortográfico interno llamado sistema de reparación de discordancia (o mismatch repair system).
Aziz Sancar, nacido en Turquía en 1946 y afincado en EE.UU. desde 1977, donde actualmente trabaja en la Universidad de Carolina del Norte, investigó los daños causados en el ADN por agresiones externas como la radiación ultravioleta del sol o los productos tóxicos del tabaco. Identificó un mecanismo de reparación de daños genéticos llamado reparación por excisión de nucleótidos (o nucleotide excision repair).
Cuando alguno de estos mecanismos falla, aumenta el riesgo de algunas enfermedades graves como cáncer de colon (en casos en que falla el mecanismo de reparación de discordancia identificado por Modrich) o la xerodermia pigmentosa (una hipersensibilidad a la radiación ultravioleta que suele causar cáncer de piel cuando falla el mecanismo identificado por Sancar).
Las investigaciones premiadas han empezado a tener aplicaciones prácticas en el tratamiento del cáncer. Dado que las células tumorales se dividen con rapidez y tienen una elevada dependencia de los mecanismos de reparación del ADN, fármacos que las ataquen por este flanco pueden ser eficaces para desarmar los tumores. Un ejemplo de fármaco que inhibe un sistema de reparación en las células cancerosas es el olaparib, que ya está aprobado en Europa y EE.UU. para el tratamiento de algunos cánceres ginecológicos.
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