INFORMACIÓN DE UTILIDAD PARA EL VERANO
El verano suele venir acompañado de un molesto amigo: el mosquito.
Un animal que no duda en lanzarse contra nosotros dejando, de paso, un doloroso recuerdo. Hasta ahora, poco se sabía de la forma en la que estos animales seleccionan a sus víctimas. Sin embargo, un estudio publicado en la revista «Current Biology» acaba de desvelar que las eligen mediante una secuencia en la que influye su olfato, su vista y el calor que desprende el sujeto al que se dirigen.
Los investigadores (un grupo de biólogos) llegan a esa conclusión tras analizar la forma en la que varios mosquitos hambrientos elegían sus objetivos dentro de un túnel de viento. La conclusión fue determinante y completó los estudios que, durante años, solo eran capaces de determinar la influencia del olor durante la «cacería».
Olfato, vista y calor
Para llegar a esta conclusión, el grupo de investigación ubicó a varios de estos animales dentro de un túnel de viento. En el, ubicaron un objetivo que expulsaba una columna de dióxido de carbono (similar a la que crean los humanos cuando respiran) y contaba con un estímulo visual en forma de punto negro y una placa de vídrio invisible que emanaba calor.
Mediante la separación de estos estímulos se pudo establecer por primera vez la secuencia que usan estos chupasangre para atacar. Y es que, en primer lugar se sienten atraídos por el olor a dióxido de carbono, luego por la vista y, finalmente, por la temperatura. «Pudimos elaborar una primera teoría sobre cómo los mosquitos combinan todos estos sentidos para encontrar un humano», explica a la «BBC» Floris van Breugel, la autora principal del estudio.
Así pues, establecieron que la caza del mosquito se divide en tres partes. En primer lugar, olfatea los rastos de dióxido de carbono que emana su presa a una distancia de entre 10 y 50 metros. A continuación, y una vez que se encuentra excitado por el olor, se dirige hacia un punto visual que le llame la atención (en un rango entre 5 y 15 metros). Finalmente, cuando se encuentra a un metro de distancia, termina de enfocar su blanco por el calor que desprende.
En palabras de la experta, recurren a esta secuencia para evitar tener que «gastar tiempo» en una víctima que, aparentemente, no les vaya a reportar la satisfacción que buscan. Con todo, este sistema hace que sea casi imposible escapar de ellos.
Según la autora del estudio, para evitar un picotazo lo idóneo es tratar de reducir el número de pistas sensoriales que uno ofrece o intentar que la gente que esté cerca use ropa de colores llamativos para atraer a estos insectos.
Os dejo aquí el resumen del artículo de Current Biology
Volume 25, Issue 14
July 20, 2015
Report
Mosquitoes Use Vision to Associate Odor Plumes with Thermal Targets
Publication stage: In Press Corrected Proof
Highlights
- •A mosquito’s perception of CO2 triggers a strong attraction to visual features
- •A mosquito’s attraction to thermal targets is independent of the presence of CO2
- •Olfaction, vision, and heat trigger independent host-seeking behavioral modules
- •Interactions among behavioral modules underlie multimodal sensory integration
- •A mosquito’s perception of CO2 triggers a strong attraction to visual features
- •A mosquito’s attraction to thermal targets is independent of the presence of CO2
- •Olfaction, vision, and heat trigger independent host-seeking behavioral modules
- •Interactions among behavioral modules underlie multimodal sensory integration
Summary
All moving animals, including flies [ 1–3 ], sharks [ 4 ], and humans [ 5 ], experience a dynamic sensory landscape that is a function of both their trajectory through space and the distribution of stimuli in the environment. This is particularly apparent for mosquitoes, which use a combination of olfactory, visual, and thermal cues to locate hosts [ 6–10 ]. Mosquitoes are thought to detect suitable hosts by the presence of a sparse CO2 plume, which they track by surging upwind and casting crosswind [ 11 ]. Upon approach, local cues such as heat and skin volatiles help them identify a landing site [ 12–15 ]. Recent evidence suggests that thermal attraction is gated by the presence of CO2 [ 6 ], although this conclusion was based experiments in which the actual flight trajectories of the animals were unknown and visual cues were not studied. Using a three-dimensional tracking system, we show that rather than gating heat sensing, the detection of CO2actually activates a strong attraction to visual features. This visual reflex guides the mosquitoes to potential hosts where they are close enough to detect thermal cues. By experimentally decoupling the olfactory, visual, and thermal cues, we show that the motor reactions to these stimuli are independently controlled. Given that humans become visible to mosquitoes at a distance of 5–15 m [ 16 ], visual cues play a critical intermediate role in host localization by coupling long-range plume tracking to behaviors that require short-range cues. Rather than direct neural coupling, the separate sensory-motor reflexes are linked as a result of the interaction between the animal’s reactions and the spatial structure of the stimuli in the environment
All moving animals, including flies [ 1–3 ], sharks [ 4 ], and humans [ 5 ], experience a dynamic sensory landscape that is a function of both their trajectory through space and the distribution of stimuli in the environment. This is particularly apparent for mosquitoes, which use a combination of olfactory, visual, and thermal cues to locate hosts [ 6–10 ]. Mosquitoes are thought to detect suitable hosts by the presence of a sparse CO2 plume, which they track by surging upwind and casting crosswind [ 11 ]. Upon approach, local cues such as heat and skin volatiles help them identify a landing site [ 12–15 ]. Recent evidence suggests that thermal attraction is gated by the presence of CO2 [ 6 ], although this conclusion was based experiments in which the actual flight trajectories of the animals were unknown and visual cues were not studied. Using a three-dimensional tracking system, we show that rather than gating heat sensing, the detection of CO2actually activates a strong attraction to visual features. This visual reflex guides the mosquitoes to potential hosts where they are close enough to detect thermal cues. By experimentally decoupling the olfactory, visual, and thermal cues, we show that the motor reactions to these stimuli are independently controlled. Given that humans become visible to mosquitoes at a distance of 5–15 m [ 16 ], visual cues play a critical intermediate role in host localization by coupling long-range plume tracking to behaviors that require short-range cues. Rather than direct neural coupling, the separate sensory-motor reflexes are linked as a result of the interaction between the animal’s reactions and the spatial structure of the stimuli in the environment
Con esta información se explica la razón por la que nos pican y no a quién se encuentra al lado
Un saludo y buen verano
Nos leemos
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